hubo de todo: risas, celos y querellas, caricias, disparates, hasta la luna en los escaparates me engañaba con él. pero antes del después de los despueses, haciendo eses, aprendí a maldecir el deber y a sentir sin saber lo que nadie sabía.
-buenos días.
+buenos días.
-creía que ya te habrías marchado.
mis opciones son sencillas: puedo morir como una presa en el bosque o puedo morir aquí, a su lado.
+no me voy a ninguna parte. me quedo aquí, y pienso causar todo tipo de problemas.
-yo también.
acceso directo a una tarde entera sentada junto a la ventana, viendo llover y pensando qué coño hacer con tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario