bienvenido al misterio.

no duermas para descansar, duerme para soñar. porque los sueños están para cumplirse.



domingo, 14 de abril de 2013

excelsior.

¿qué? ¿bromeas? ¿los domingos? me encantan los domingos, vivo por los domingos. toda la familia junta, mamá hace braciole, papá se pone la camiseta, todos vemos juntos el partido. sí, todo eso me vuelve loco, y sí, era negativo. ni siquiera sabía por qué me gustaba, pero sí me gustaba. es sólo que no supe apreciarlo, o a ti, antes. he perdido todo eso, la he jodido, pero tú también lo jodiste. podemos recuperarlo todo de nuevo, vamos a recuperarlo. todo va a ser mejor ahora. soy mejor ahora, y espero que tú también lo seas. eso es el amor verdadero.
el mundo se las arreglará para romperte el corazón diez veces antes del domingo, eso te lo garantizo. y no puedo empezar a explicar eso, ni la locura que hay dentro de mí y todo lo demás. pero adivina el qué. el domingo vuelve a ser mi día favorito. pienso en todo lo que cada persona hizo por mi y siento que soy una persona muy afortunada.


-escribí eso la semana pasada.
+¿has escrito esto la semana pasada?
-sí.
+¿dejaste que te mintiera durante una semana?
-sólo trataba de ser romántico.

acceso directo a una triste y angustiosa que termina con final feliz.

la realidad es la mayor ficción que existe.

en cambio, pese a que siempre suele decir que la verdadera verdad no está en quien la dice sino en quien la cree, le duele engañarla una y otra vez.



todo sigue igual, aunque mañana amanecerá y será otro día diferente. pero, de momento, su única ilusión, sin ninguna otra esperanza, es soñar con algo bonito.

acceso directo a esa persona atrayente que sabes a ciencia cierta cómo va a terminar.

viernes, 12 de abril de 2013

así empieza la historia de una pareja encantadora de idiotas llorones.

click para acceder al olor que hay en la atmósfera segundos antes de un aguacero de verano.

me alegré cuando me preguntó si me apetecía dar un paseo. hacía una templada noche de primavera, sin viento. hablamos mientras paseábamos lentamente por el bosque que había detrás de la posada. al cabo de un rato llegamos a un amplio claro en cuyo centro había una charca. al borde del agua había un par de rocas de guía; su plateada superficie destacaba contra el negro del cielo y contra el negro del agua. una estaba de pie, y parecía un dedo que señalara al cielo. la otra estaba tumbada, y se extendía hasta el agua como un pequeño embarcadero de piedra.
no había viento que alterara la superficie del agua. así que cuando nos subimos a la piedra caída, las estrellas se reflejaban perfectamente en la charca. era como si estuviéramos sentados en medio de un mar de estrellas. pasamos horas hablando, hasta muy entrada la noche. ninguno de los dos mencionamos nuestro pasado. me pareció que había cosas de las que ella prefería no hablar, y por la forma en que evitaba interrogarme, creo que a ella le pasaba lo mismo. hablamos de nosotros, de esperanzas y de sueños imposibles. yo apuntaba al cielo y le decía los nombres de las estrellas y las constelaciones. ella me contaba historias sobre ellas que yo nunca había oído.
no me cansaba de mirarla. estaba sentada a mi lado, abrazándose las rodillas. su piel era más luminosa que la luna, y sus ojos, más enormes que el cielo, más profundos que el agua, más oscuros que la noche. poco a poco reparé en que llevaba largo rato mirándola fijamente sin hablar. absorto en mis pensamientos, perdido en su contemplación. pero ella no parecía ofendida, ni extrañada. era como si estudiara las líneas de mi cara, casi como si esperase algo. quería cogerle una mano. quería acariciarle la mejilla con las yemas de los dedos. quería decirle que era la primera mujer hermosa que veía en años. que verla bostezar tapándose la boca con el dorso de la mano bastaba para que se me cortara la respiración. que a veces no captaba el sentido de sus palabras porque me perdía en las dulces ondulaciones de su voz. quería decirle que si ella estuviera conmigo, nunca volvería a pasarme nada malo.


estuve a punto de pedírselo, notaba la pregunta burbujeando en mi pecho. recuerdo que tomé aliento y que, en el último momento, vacilé. ¿qué podía decir? ¿ven conmigo? ¿quédate conmigo? no. una repentina certeza se tensó en mi pecho como un frío puño. ¿qué podía pedirle? ¿qué podía ofrecerle? nada. cualquier cosa que dijera parecería estúpida, una fantasía infantil. cerré la boca y miré más allá del agua. ella, a solo unos centímetros de mí, hizo lo mismo. notaba su calor. olía a polvo del camino, a miel, y a ese olor que hay en la atmósfera segundos antes de un aguacero de verano. no dijimos nada. cerré los ojos. su proximidad era lo más dulce y lo más intenso que yo había sentido jamás.

jueves, 11 de abril de 2013

la tormenta perfecta.

muchas veces las tormentas no llegan completamente formadas. a veces, se van formando durante días, o incluso semanas. una tormenta ártica moviéndose hacia el sur, puede chocar repentinamente con un huracán tropical que se dirija hacia el norte. y cuando esas colisiones metereológicas suceden, causan que estalle la tormenta. la suma total de su energía destructiva es mucho mayor de lo que cualquiera de ellas habría tenido por sí solas. y así se crea lo que los meteorólogos llaman "condiciones perfectas" para una tormenta letal. una tormenta perfecta.



y, cuando esta tormenta perfecta golpee, tienes que reconocerla por lo que es. reconocer su impresionante poder. y agarrarte fuerte.

acceso directo a esa persona que te agarra la mano mientras en la calle cae la tormenta del siglo.

miércoles, 3 de abril de 2013

no quiero ser otra ola en medio del océano.

click si alguna vez has necesitado un hombro para llorar, y no te ha importado si la persona que te lo ofrecía era o no era un soldado.

¿te puedo contar algo que me ha pasado? estaba en el centro comercial, porque es allí donde voy últimamente. durante las últimas dos semanas, he estado yendo cada día, intentando averiguar por qué la gente va allí. es una especie de proyecto personal.
había un niño pequeño. tendría unos cuatro años, no estoy segura. estaba llorando muchísimo y no paraba de llamar a su madre. debía de haberse perdido. entonces, vi a un chico que podría tener diecisiete años. nunca lo había visto antes. en cualquier caso, este chico con pinta de tipo duro, chupa de cuero, pelo largo y todo, se acercó al niño pequeño y le preguntó cómo se llamaba. el niño pequeño respondió y dejó de llorar. entonces, el chico se alejó con el niño pequeño. un minuto después, oí que el altavoz le decía a la madre que su hijo estaba en el mostrador de información. así que fui al mostrador para ver lo que iba a pasar.
supongo que la madre llevaba mucho tiempo buscando al niño pequeño, porque vino corriendo al mostrador, y cuando lo vio se echó a llorar. lo abrazó con fuerza y le dijo que no volviera a escaparse de nuevo. entonces, le dio las gracias al chico que los había ayudado, y este lo único que dijo fue:
-la próxima vez, vigílelo mejor, joder.
y después se alejó.
el hombre de bigote que había detrás del mostrador de información se quedó boquiabierto. la madre igual. el niño pequeño se limpió los mocos, levantó la vista hacia su mamá y dijo:
-patatas fritas.
la madre bajó la mirada hacia el niño y asintió, y ambos se marcharon. así que los seguí. fueron al lugar donde estaban los puestos de comida y compraron patatas fritas. el niño pequeño sonrió y se puso perdido de kétchup. y la madre seguía enjugándose las lágrimas entre calada y calada de su cigarrillo. yo no paraba de mirar a la madre, intentando imaginar su aspecto cuando era joven. si estaría casada. si su hijo habría sido fruto de un accidente o planificado. y si aquello cambiaba algo.


vi a otras personas allí. personas mayores sentadas a solas. chicas más jóvenes con sombra de ojos azul y mandíbulas extrañas. niños pequeños que parecían cansados. padres con abrigos buenos que parecían todavía más cansados. chicos trabajando detrás de los mostradores de los puestos de comida que parecían haber perdido las ganas de vivir hacía horas. las cajas registradoras seguían abriéndose y cerrándose. la gente seguía dando dinero y recogiendo su cambio. y todo me resultó muy inquietante. así que decidí buscar otro sitio adonde ir y descubrir por qué la gente va allí.