solía hablarle de ti y de tus ojos al anochecer. jamás pensamos en ser nada más que jóvenes. vimos los barcos partir sin despedirnos de ella, como si fuésemos sueños dentro de botellas. mis memorias me persiguen, de eso no puedo librarme. de lo que fui sólo queda hueso y carne. recuerdo lo que me dijo mi abuelo aquella mañana: "se puede perder la vista pero nunca la mirada".
volver a volver, saber que no estás y yo nunca estaré. no quiero contar lo mismo que ayer, ahogar las palabras, quemarme la piel.
acceso directo a la sensación que tenemos muchas veces de que nos estamos quedando sin tiempo.
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