bienvenido al misterio.

no duermas para descansar, duerme para soñar. porque los sueños están para cumplirse.



miércoles, 19 de marzo de 2014

festín de cuervos.

click aquí: little lion man.

-¿un hombre quebrado es un bandido?
-más o menos. más menos que más. hay muchos tipos de bandidos, igual que hay muchos tipos de pájaros. tanto el andarríos como el pigargo tienen alas, pero no son lo mismo. a los bardos les gustan las canciones de hombres buenos que se ven forzados a saltarse la ley para combatir a un señor malvado, pero la mayoría de los bandidos se parecen más a un perro rabioso que a un revolucionario. son hombres malvados, instigados por la codicia, amargados por la vida taimada; desprecian a los dioses y sólo se preocupan por sí mismos. los hombres quebrados pueden ser igual de peligrosos, pero también son dignos de compasión. casi todos son gente sencilla, hombres del pueblo que nunca habían estado a más de media legua de la casa en la que nacieron hasta que un día, un señor cualquiera se los llevó a la guerra. mal vestidos y mal calzados, marchan tras sus estandartes, a veces sin más armas que una guadaña o una hoz, o una maza que se han hecho a ellos mismos atando una piedra a un palo con tiras de cuero. los hermanos marchan con los hermanos; los hijos, con los padres; los amigos, con los amigos. han oído las canciones y las anécdotas, así que caminan con el corazón anhelante, soñando con las maravillas que verán, con las riquezas y la gloria que conseguirán. la guerra les parece una gran aventura, la mayor que vivirá la mayoría de ellos.
luego prueban el combate.
algunos se quiebran nada más probarlo. otros aguantan años, hasta que pierden la cuenta de las batallas en las que han intervenido, pero alguien que sobrevive a cien combates puede quebrarse en el ciento uno. los hermanos ven morir a sus hermanos, los padres pierden a sus hijos, y los amigos pierden a sus amigos. ven caer al señor que los llevó allí y, de pronto, otro señor les grita que ahora lo sirven a él. reciben una herida y, cuando aún la tienen a medio curar, reciben otra. nunca tienen comida suficiente; el calzado se les cae a pedazos de tanto caminar; la ropa se les desgarra y se les pudre. si quieren unas botas nuevas o una capa más caliente tienen que quitársela a un cadáver, y no tardan en robar también a los vivos, a los aldeanos en cuyas tierras luchan, a hombres con los que eran antes ellos mismos. y un día miran a su alrededor y se dan cuenta de que todos sus parientes y amigos han desaparecido, de que luchan al lado de desconocidos y bajo un estandarte que ni siquiera identifican. no saben dónde están ni cómo volver a su hogar; el señor por el que luchan no sabe cómo se llaman, pero está ahí siempre, gritándoles que formen una línea con sus lanzas y espadas para defender la posición. y los caballeros caen sobre ellos, hombres sin rostro envueltos en acero, y el retumbar de su ataque parece llenar el mundo.
y el hombre se quiebra.


da media vuelta y huye, o se arrastra entre los cadáveres de los caídos, o se escabulle en plena noche y busca un lugar donde esconderse. a esas alturas, los hombres quebrados ya ni piensan en volver a casa. los reyes, los señores y los dioses les importan poco. viven de día en día, de comida en comida; son más animales que humanos. en estos tiempos que corren, los viajeros deben cuidarse de los hombres quebrados y temerlos… pero también deberían compadecerlos.

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