sin embargo, bilbo había perdido más que cucharas; había perdido su reputación. es cierto que tuvo desde entonces la amistad de los elfos y el respeto de los enanos, magos y todas esas gentes que alguna vez pasaban por ese camino. pero ya nunca fue del todo respetable. en realidad todos los hobbits próximos lo consideraban raro, excepto los sobrinos y sobrinas de la rama tuk; aunque los padres de estos jóvenes no los animaban a cultivar la amistad de bilbo. lamento decir que no le importaba. se sentía muy contento; y el sonido de la marmita sobre el hogar era mucho más musical de lo que había sido antes, incluso en aquellos días tranquilos anteriores a la tertulia inesperada. la espada la colgó sobre la repisa de la chimenea. la cota de malla fue colocada sobre una plataforma en el vestíbulo (hasta que la prestó a un museo). el oro y la plata los gastó en generosos presentes, tanto útiles como extravagantes, lo que explica hasta cierto punto el afecto de los sobrinos y sobrinas. el anillo mágico lo guardó muy en secreto, pues ahora lo usaba sobre todo cuando llegaban visitas desagradables. se dedicó a escribir poemas y a visitar a los elfos; y aunque muchos meneaban la cabeza y se tocaban la frente, y decían: "¡pobre viejo bolsón!", y pocos creían en las historias que a veces contaba, se sintió muy feliz hasta el fin de sus días, que fueron extraordinariamente largos.
-quiero saber por qué has vuelto.
-mira, sé que habéis dudado de mí. sé que siempre lo habéis hecho. y tienes razón, a menudo pienso en mi casa. echo de menos mis libros, y mi sillón, y mi jardín. ahí es donde pertenezco. ese es mi hogar. y por eso he vuelto precisamente. porque vosotros no tenéis uno, un hogar. os lo arrebataron. pero yo os ayudaré a recuperarlo si puedo.
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