un día su marido le dijo que iba a comprar el periódico y el muy hijo de puta no volvió. se quedó sola con una hipoteca que pagar y cuatro niños que cuidar, tratando de mantener al lobo alejado de su puerta. pero ella siempre decía que el lobo sólo era un cachorrito y que su puerta tenía doble cerradura, que no había nada de lo que preocuparse. sí, él dejó un agujero en su corazón, un agujero en aquella promesa que le hizo y un agujero en su lado de la cama, pero aunque él ya no estuviera la vida sigue, por mucho que parezca que también ha dejado un agujero en su cabeza.
y hay veces que no puedes cambiar las cosas, ni elegir. y hay veces que uno parece que pierde más de lo que gana. todos tenemos agujeros en el corazón y agujeros a lo largo de nuestras vidas, pero continuamos viviendo.
acceso directo a un mensaje bien claro: puedes ser feliz si tú quieres.
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